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Hace un par de años la estabilidad comenzaba a ser un concepto conocido para mí. Hace tres años el drama me hacía sentir desmedidamente viva. Hace cuatro años no tenía una identidad definida y buscaba demostrar lo que no era a quien no debía. Hace 5 años no sabía donde estaba parada, sin embargo me creía la persona más independiente del mundo. Hace 10 años me volvía feliz ver nevar, chupar las estalactitas, jugar con mi perro, revolcarme sobre la nieve acumulada en el patio trasero, comerme las espinacas desde la mata, columpiarme con la cabeza colgando, me alegraba con simplezas… hoy… hoy por fin logré retomar la costumbre de hace 10 años y sentirme igualmente viva que hace 3 años.-