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Me enfocaste y yo sonreí, es lo que hago siempre cuando me pongo nerviosa, tú no lo sabes, crees que es la continuación de la alegría que propongo siempre... ese día no estaba alegre, ni cerca, me sentía golpeada, abatida, desnuda, aún no me había librado de mi y mis temores intrínsecos y la opinión mundana me importaba aún, sin embargo, sonreía. Tomaste la foto y plasmaste esa sonrisa. Ahora la veo y siento que no tiene sentido, no lo tuvo entonces, no sé por qué ahora lo debería tener.

Quiero llorar y gritar y correr desenfrenadamente, decirles que se vayan a la mierda, dejar todo atisbo de cordura de lado y ya, liberarme de todo esto que tengo reprimido...

Si haz pensado en volver, éste sería el mejor momento para hacerlo... te extraño de una forma tan rara, tan qué se yo, raro como todo nuestro imaginario. Quisiera decir que te quiero, creo que nunca tuve la oportunidad de decirlo, a menos que fuera ofrecido como un "yo también".

De la nada me apareció tu blog, y leí, hace tiempo no lo hacía, desde entonces no he dejado de pensarte y de mirar la estúpida sonrisa que propuse para esa foto.

Y no es que me quiera aferrar al pasado, he aprendido a valorar el presente por ser lo único certero que tengo, pero es solo que quiero tenerte acá, salir a caminar como lo hacíamos, reírnos de tonterías, nuestras tonterías, hablar de manera sincera, demasiado para los simples mortales.

Vuelve pajarito que vas y vienes como las estaciones del año.