.

Anoche tuve un sueño de esos que recuerdas muy bien cuando despiertas y asumes que algo deben significar, para que no se me olvide lo escribiré acá antes de irme a hacer mi ensayísitico:

Pasaban varias cosas antes de la parte que más recuerdo, pero eran cosas cotidianas, como un día normal en mi vida, entrenamiento, estudio, viaje, risas, micro, metro, risas, una vez que salía de la U me encontraba con un parque como el fore, y lo caminaba, recuerdo que iba acompañada de una figura femenina que en el sueño era para mi muy cercana (pero que no recuerdo por físico ni voz, solo esencia, era muy dulce y cálida) hablábamos de la vida, arreglábamos el mundo en 5 minutos con risas entre medio, había mucha gente a nuestro lado, toda alegre, los rayitos de sol se colaban por las ramas de los arboles frondosos, y era todo cálido, rico, primaveral, cuando de repente a lo lejos veía al chico de la bici mirándome con cara de circunstancia, no le daba mayor importancia, solo recuerdo que seguía conversando con mi amiga y algún comentario poco trascendental le hacía sobre aquel hombrecito que me observaba, luego él se acercó en su bici y a la pasada me dijo "espérame" mientras yo aún procesaba las palabras, él se alejaba por el mismo camino que había recorrido yo, pero ahora sin árboles, ni nada verde, el día nublado, no más gente, ni risas, yo le comentaba a mi amiga "me dijo que lo esperara, já, mejor vamos a los juegos", no recibía ninguna respuesta, en un momento estaba sola, pero no me urgió, ni siquiera me percaté en el sueño, solo seguí corriendo hacía los juegos, de esos típicos que se ven en los barrios más vulnerables de Renca, de puro fierro, con la pintura desgastada, medios oxidados, al llegar a ellos estaban húmedos, como si recién hubiese llovido, a mi no me importaba mucho, ni siquiera caía en la paradoja de que hace segundos atrás mi panorama era puro sol y calidez, ahora sentía frío, pero no demasiado, eran unos juegos solitarios y yo me colgaba como mono de los fierros (costumbre que tengo desde chica) y a medida que yo comenzaba a jugar, colgarme, tirarme por los resbalines, columpiarme, iban apareciendo niños, un montón de niños risueños que me rodeaban y querían jugar conmigo, todos acompañados de sus padres, pero solo papá, figura paterna, eso fue algo que me llamó la atención, pues eran niños y papás, solo hombres, yo era la única mujer, ya que mi amiga se había desvanecido, recuerdo haberme tirado por un resbalín empinado con miedo de caerme de poto, pero caía parada y saltando, feliz de mi hazaña, me colgaba en corva de unos fierros en altura y sentía que caía y cuando quería afirmarme de algo no encontraba nada, sin embargo sentía un empujoncito en la espalda que me dejaba colgada segura, yo me sentía re feliz en el sueño, jugando con todos esos niños, robándoles una sonrisa, de a poco el paisaje de mi sueño se comenzó a aclarar, no habían más nubes, solo colores y luego desperté (tarde, porque no me sonó la alarma, y con el picoteo de los pajaritos que le comen la comida a mi perra) y claro, nunca esperé al hombre de la bici, y no apareció más tampoco.