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Hermoso show de luces, grato a la vista y al corazón, pero permítanme ponerme un poco crítica, no con el show, que fue impecable, sino con estas celebraciones en general y ese espíritu pseudo patriota que invade todo el escenario nacional.

Si bien buena onda todo esto de que nos creamos hermanos y nos apoyemos unos con otros, olvidemos nuestras diferencias con un vaso de chicha y hagamos alarde de lo solidarios y buenas personas que somos, no hay que olvidar que eso dura (solo por ser bicentenario) 4 días, luego vuelta a la rutina y al “si te he visto no me acuerdo”, porque puta que tenemos mala memoria como país, aunque igual es un logro que por concesión especial este año podamos tener 4 días de ese espíritu de unidad que nos hace mucha falta para cosas, no sé, tal vez más trascendentales.

En fin, a no dejarse engañar con tanta celebración bonita, que si bien es necesaria para el ánimo nacional, puede ser un arma de doble filo, no vaya a ser que lo patriota se transforme rápidamente en xenofobia y nos venga el arranque de jaguares del cono sur (cosa que claramente no somos, y estamos lejos de serlo) y a seguir de cerca los pasos de nuestro querido gobierno transparente, que si usted no sabe, lanzó un proyecto de ley el 8 de septiembre para cambiar un inofensivo “no” en una ley poca cosa que decía algo así como “y no podrá ser reelecto”, ahora ya sabe qué podría decir… Ay Piñerín!, ahora entiendo por qué en el discurso del 21 de mayo todo lo proyectabas a 8 años, sos tan visionario!.

Ruego encarecidamente no mal entiendan mis palabras, me encantan las celebraciones y estos actos culturales gratuitos, pero realmente no encuentro que haya mucho que celebrar, menos en un año tan desgraciado como este.