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Hay alegrías tan poderosas que a veces se llegan a confundir con felicidad. Algo así sucede, tengo unas alegrías incondicionales que renuevan y vigorizan mi energía, me hacen sentir plena y afortunada, me hacen sentir querida. Pero no es suficiente para alcanzar mi felicidad, sé qué es lo que falta y no quedaré tranquila hasta conocer todas las aristas y remediar las que están medias débiles. ¡ay! Elo, aliéntame, consuélame, dame tu apoyo y fuerza. Apacíguame con tus palabras que se mezclan con las mías, con tus pensamientos que se confunden con los míos. Porque eres el único que comprende, con el único que puedo confesar que soy una orgullosa, no tan orgullosa ya, que tiene miedo. Con el único que puedo aceptar que sí tengo algo que perder. ¡Ay! Elo, si me oyes, ten fe. Confía en mi, que todo saldrá bien.