Comprenden ~

12/6/09

.

En las plazoletas desgastadas por el humo de cigarrillos baratos, rodeada de humanos cancerosos haciendo metástasis sin parar. Abandonada a la suerte de un reloj indecoroso que no para de recordar lo poco que me queda: los retazos de ayer que jamás calzarán hoy. Me vuelvo invisible, indivisible, impasible, incoherente, inhumana en cierto punto, tiendo a multiplicarme por cero y desaparecer en medio de risas de púberes que hacen tiempo para no llegar a tiempo. Todas paradojas de esas cursilerías desgastadas. Uno que otro niño inquieto conociendo su entorno y reconociéndolo bajo la mirada impaciente de su madre. De esa impaciencia que comparto con ella, porque no apareces, porque han pasado cinco minutos de la hora acordada y mi pierna tiembla, y tiró puteadas al alto cielo (cual Violeta Parra, sin guitarra sí) y me siento ridícula otra vez por estar ahí a esa hora y no en otro lado. Los columpios se desocupan y solo para matar las ansias, solo para volar sin despegar, solo para cerrar los ojos y sentir que muero de a poco, solo por eso voy a subirme en uno, a mecerme como cabra chica. Porque lo soy a pesar de los diecisiete años que me pesan en cada paso que no doy, en cada caricia que retengo, en cada beso que me guardo, en cada palabra que no escribo, en cada pensamiento que no comparto. Cierro los ojos, me pierdo, porque a mí todo se me pierde: los mapas, los discursos preparados, la conciencia, la ingenuidad, el manoseado amor, las frases ricas de oír… todo. Gracias al cielo tú eres el explorador de la inmensidad que no alcancé a ser, tú me encuentras en el momento justo cuando el bolso se me engancha en el columpio y yo me siento una perdedora, tú me abrazas cuando al fin logro zafarme del jueguito ese, tú te ríes cuando me dices que me quería robar el columpio, tú me miras cuando te digo que el columpio me quería robar a mí… ¿y yo?, yo sigo perdida, y ahora más que siempre.

No hay comentarios:

De repente se asoman ~