Comprenden ~

3/11/08

Lo acariciaba con esa ternura maternal, propia de la madurez donde eres capaz de dejarte a un lado por otro. Tu ego ya no es más que un tramoyista en el rodaje de una película barata. No despegaba su vista de él. Como si se fuera a escapar. Él, en tanto, le pertenecía de todas las formas posibles, le debía a ella su existencia. Hubiese sido una torpe idea escaparse. Ella tenía sentimientos en conflicto, como nunca. Él preveía toda esta situación, pero no había manera de evitarlo. Ella levantó la vista al fin para mirar lo que había hacia delante. Sintió la frustración en cada poro de su piel. Le acarició la cabecita una vez más, él la miró con ternura, ella lo examinó por última vez y le dijo: -Sueño, lamento todo esto, pero allá donde voy no te admiten conmigo… ¿una mujer con sueños?, ¡ja! Qué fanfarria dirán ellos. Vuela libre y disculpa el jamás haberte realizado. Adiós.

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De repente se asoman ~