El suicidio color rosa, nunca lo planificó, sólo en el momento de apoyarse en ese hombro fue cuando lo pensó.El calor le acarreaba, las acciones mucho más, ya debía ejecutarlo, las pretensiones le quemaban.Al principio como un juego de niños lo tomó, pero al posar el arma en su boca más no dudó, al apretar el gatillo imaginario miles de mariposas en ese cuerpo se desbandaron.Se debió haber portado muy bien en vida, pues creo que en el cielo acabó, y si eso no fuera el cielo, sintió que hablo con Dios; pero quiso asentar los pies en la tierra, así que un poco de contentamiento se negó.Su cuello estaba condensado en una dulce canción, pero al volver de nuevo su mente clara le dicto lo que debía decir:-mejor ¿podemos dormir?-
caerse está permitido, levantarse es obligatorio.
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