Probablemente nadie comprenda mi alegría y lo orgullosa que estoy de los esfuerzos que ahora estoy cosechando, encontré una forma de saciar mis inquietudes, de darle un curso a mi vida, al quehacer profesional, una forma de vincular lo que aprendo con la práctica sin caer en idealismo, esto es real. 

Ayer me validaron como investigadora en Fondecyt, me validaron referentes, grandes hombres y mujeres que admiro muchísimo, felicitándome, dandonos las gracias por "irritar su sistema" (funcionalistas hasta la muerte), por provocarlos, generar debate y bajar las grandes concepciones abstractas a la realidad.

Estuve más expuesta que nunca, hora y media de exposición, preguntas, respuestas, sugerencias, sin embargo jamás nos dijeron que estaba mal hecho, mal aplicado, mal formulado, pudimos sostener nuestra investigación, entramos con la moral intacta, salimos con la moral enaltecida. Y lo maravilloso de todo esto es el hecho de que mi ego no se infla, para mi lo de ayer no fue codearme con la farándula académica, sino que demostrar con referente empírico que la investigación e intervención son posibles y necesarias, me alegré por las dirigentas con las que he trabajado hasta ahora, me alegré por la experiencia de investigación sociopráctica que estamos realizando en El Bosque y lo necesario de dar a conocer todo esto. Más allá de un trabajo académico es uno práctico y político, incentivando el debate y la postura crítica, organización de los espacios microsociales para que no necesiten "representantes", esto es el tremendo comienzo, ya estoy validada para decir esto y que me tomen en cuenta.

Las buenas ideas necesitan amigos, me dice Ángel siempre.