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Y es que entre cataclismos y silencios solo aflora una canción, esa canción que sintonizamos juntos cuando íbamos sentados en la parte de atrás de la micro, te acordai?, cuando me besaste la frente y me prometiste que sería la última vez, ¿por qué no cumpliste esa promesa? Era la única que teníamos, lo único que nos unía.

La lluvia se oye ahora más fría que antes, y aunque me digan que es primavera no me convencen, es invierno, porque yo quiero que sea así. Jugaste con mis miedos y temores, te enredaste con mis sueños e ilusiones, fuiste uno conmigo y el invierno nos hacía de banda sonora. Es invierno aún, no me vengan con cosas.

Santiago se nos ha hecho pequeño para caminar y respirar, pero conserva su indiferencia, recuerdo cuando caminamos por ahumada y nadie nos reconocía, ni nosotros a ellos, eran unos entre miles iguales y tú me cantabas, y yo me reía y ambos corríamos sin rumbo determinado, eso nos volvía inalcanzables, inagotables.

¿Pero qué más se podía pedir? Cuando unes un alma solitaria a otra igualmente sola solo generas más soledad, nos desvanecimos en un suspiro sub-orgásmico y cantamos pa pa pa pa pa pá, para hacernos reír, para disfrazar tanta nostalgia con una suerte de risa que a pesar de los intentos terminó siendo una mueca de dolor.

Y aquí estamos, ni yo por ti, ni tú por mí. Viviendo, existiendo, sobre viviendo a veces, gastando oxigeno para algunos, pero estamos…vivos, eso es lo único que importa.

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Ficción, como la vida misma (: