Comprenden ~

7/10/10

.

Ayer, después de una clase bastante llenadora de epistemología, donde la profe en un intento desesperado por hacernos entender las concepciones de fenomenología, no halló mejor manera de hacerlo que ligarlo con el arte, y nos presentó primero una entrevista a Marguerite Duras (personaje para mi desconocido hasta entonces) a quién presentaban como una mujer bastante misteriosa con una literatura increíble, al principio pensé que eran de esas exageraciones de periodistas exaltados, pero a medida que avanzaba la entrevista me daba cuenta de que no, era mucho más que una mujer con una literatura increíble, sino que con una personalidad deslumbrante, lacónica, inteligente a morir, capaz de hacer una observación propia en segundo orden y asumir las cosas con sinceridad, sin vergüenza, ni culpa, simplemente genial. La entrevista giraba en torno a un libro que había escrito hace poco, “el amante”, y entre medio de la entrevista leían fragmentos de este texto, en una palabra: escalofriante, demasiado certero y frío, pero adorable, era capaz de ligar en una misma frase sentimientos y palabras tan poderosas como injusticia, horror, amor, placer, muerte, y dándoles un sentido lirico maravilloso. Después de la entrevista vimos la parte final de la película homónima al libro en que se basó y hacía un monologo bastante curioso, casi un ejercicio mental que quiero reproducir también, pero desde mi experiencia, la cosa es que el monologo era una recopilación de todas las aventuras pasadas con su amante y analizadas de tal forma que lo que intentaba descubrir era si realmente lo había amado, o solo era una búsqueda insaciable de placer.

Mega interesante, y súper recomendable, luego de esa clase quedé con la misma interrogante y obvio que no me iba a quedar tranquila hasta contestarla, recordé (o hice el intento al menos) todas aquellas sensaciones y pensamientos que pasaban por mi mente cuando me iba a encontrar con él, las maneras en que me afectaban sus palabras y silencios y qué sentía cuando lo besaba y tocaba, a la única conclusión que pude llegar fue que me gustó desde un principio, de esos enamoramientos frágiles y frugales que aunque se extiendan más de lo que deberían siguen siendo igual de frágiles y frugales , pero de quererlo como sentimiento, nada… fue un encontrón de placer, simple, vago, básico, sin demasiados diálogos de por medio, sin necesidad de saber mucho sobre el otro, solo había necesidad de ganas, entusiasmo, una casa vacía y silencio, saber callar, a veces eso me llenaba más que cualquier aventura que pudiéramos haber tenido, el hecho de sentir que tenía un algo que era solo mío, un secreto que no podía compartir con nadie, porque si lo hacía quedaba la cagada, me hacía sentir una adrenalina increíble. Admito que es un argumento bien burdo para haber llegado hasta donde llegué, pero sentía que debía cumplir con ser ese albatros más libre de la playa más linda de este puto planeta, sentía que no podía privar a mi libertad así, quería seguir adelante y lo hice, por capricho, por interés, por placer, por competitividad tal vez, pero fui consecuente con lo que quise y fin. Puede ser por eso que al despertar al día siguiente de quedar fuera de su renovación de vida no sentí nada, era simplemente como si todo hubiese sido parte de una fantasía technicolor, de esas que sabes de principio que son solo una mentira contada de manera bonita y que acabará en algún momento, el momento había llegado, no más.

No sé si mis experiencias me alcancen para un libro, me falta consistencia y léxico para poder plasmar todo en algunas páginas imaginarias, pero al menos alcanzan para decir: No, hueón, no me arrepiento de nada, de nada nada. Gracias Marguerite Duras por esta posibilidad de observación de objetividad trabajada (:

No hay comentarios:

De repente se asoman ~