Comprenden ~

3/2/10

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Me preocupa de veras- le interrumpió Napoleón- Lo que quiero decir es: ¿Por qué nos recuerdan por nuestros fracasos?¿por qué los fracasos y las retiradas valen más que las victorias?¿crees que Tomapastillas y el señor del Mal hablan alguna vez de los progresos que hacemos, en la terapia con las medicaciones? Creo que no. Creo que sólo hablan de los reveses y los errores, y de los pequeños signos que indican que debemos seguir aquí, en lugar de los indicios de que mejoramos y de que tal vez tendríamos que irnos a casa.

127 pág.-

 

-ya lo creo que sí.- esta vez le lanzó una pelota fácil hacia el centro de su lado de la mesa-. Aquí todos tenemos miedo, Pajarillo… Miedo de lo que hay en nuestro interior, miedo de lo que hay en el interior de los demás, miedo de lo que hay fuera. Nos asustan los cambios. Nos asusta quedarnos igual. Nos aterroriza cualquier cosa fuera de lo corriente, o un cambio en la rutina. Todo el mundo quiere ser distinto, pero ésa es la mayor amenaza. ¿qué somos, pues? Vivimos en un mundo muy peligroso. ¿ Me sigues?

188 pág.-

 

Creo que solo los poetas idealizan que la demencia es de algún modo liberadora; es justo lo contrario. Ninguna de mis voces internas, ningún miedo, ningún delirio, ninguna compulsión, nada de lo que sirvió para crear al personaje triste que me desterró de la casa donde crecí y me mandó atado al hospital estatal Western, tenía nada en común con la libertad o la liberación, ni siquiera con ser único de una forma positiva. En lugar de eso, todas esas fuerzas eran como normas y regulaciones, exigencias y restricciones escritas en algún letrero que ocupaba un lugar  muy destacado en mi mente. Supongo que estar loco es un poco como estar encarcelado. El hospital era el sitio donde nos tenían mientras nos dedicábamos a consolidar nuestra propia clase de detención interna.

(ouch, creo que nunca lo había pensado así.-)

239 pág.-

 

El pasillo de la planta baja del edificio Amherst estaba abarrotado de pacientes. De él se elevaba el rumor de la gente que hablaba entre sí o consigo misma. Solo cuando ocurría algo inusual, la gente se callaba o pronunciaba palabras inteligibles. Francis pensó que cualquier cambio era siempre peligroso. Ese pensamiento implicaba que se estaba acostumbrando a la vida en el Western. Y no quería que fuese así. Se dijo que una persona cuerda debía adaptarse al cambio y agradecer la originalidad. Se prometió que aceptaría todas las cosas diferentes que pudiera, que combatiría la dependencia de la rutina. Sus voces asintieron a coro en su interior, como si ellas también vieran los peligros de convertirse en una cara más del pasillo.

336 pág.-

La historia del loco - John Katzenbach ... 3 noches en vela, valieron la pena (:

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De repente se asoman ~