Comprenden ~

4/9/09

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Es la hora en la que es tarde para todo. Son varias etapas donde se va maquinando toda la sensación. Primero viene el desconcierto, leve… como de no querer comprender lo que se dice, el no sentir las posas dilatándose bajo tus zapatos, esos que nunca han pisado a nadie, pero puta que se han sumergido en mierda. Después viene el dolor: incómodo, intangible, incomprensible, inerte, pero concreto. En un microsegundo le acompaña la conciencia del dolor. Darte cuenta del aquí y el ahora, no ver un futuro, ni reconocer ningún pasado. Nada existe, solo los ojos repletos de todo frente a los tuyos. Silencio, la forma de conectarlo todo. Uno cree que piensa en algo, de verdad que si, pero es solo una quimera. Uno se sumerge en el otro, cerrando los ojos con vehemencia, intentando despertar, riendo con el convencimiento de que es un sueño de esos que te hacen saltar en tu cama y te dejan agitada después de desvanecerlos. Después de la conciencia del dolor viene la efervescencia de todo, caer a la realidad que se siente más fría que antes, sentir a la lluvia mojarte más que nunca, ver los rostros de la gente pasar con esa parsimonia que a ti se te ha sido arrebatada y sentir el cuerpo tibio junto a ti, ese que ya no te corresponde (en teoría).

Es cosa rara esto de la felicidad, la estabilidad y la tranquilidad. Es cosa rara esto de que te hayas decido a abandonar el sentimiento y entregarte al pensamiento, suponiendo que yo era la parte racional. Si no te hace bien, si no te hace feliz ¿para qué?

Cosa rara esto de la búsqueda de la felicidad. Pero te respeto y te sigo amando de la manera más pura que puedas creer.

Hoy tuve uno de esos momentos maravillosos tan simples e íntimos que me devolvió toda mi templanza. Sola en la micro mirando por la ventana, comiéndome una hamburguesa de soya que me compré con Mali camino al metro y escuchando Sigur Rós. Me sentí tan feliz, tan tranquila tan yo y menos ella… gracias.-

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De repente se asoman ~