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Mejor afuera que dentro, dicen. Pero eso es una mentira del porte de África, hay ciertas cosas que si se asoman, aunque sea un poquito, no son bien vistas. Es una reacción inherente al ser humano esa de magnificar las cosas ajenas y minimizar las propias, es algo re-cómico. Aceptemos verdades irrevocables: siempre habrá gente obvia, gente poco directa, alguien que juegue chueco y alguien predecible, pero por otra parte siempre habrá alguien en quien confiar, alguien que no interprete las cosas, alguien que apoye a ojos cerrados, alguien que de sin esperar de vuelta y alguien que defienda sin temerle al quedar mal. Por esta dualidad preponderante en el mundo es por la cual me encanta mi vida, mis amigos, conocidos y seudo enemigos. Me hacen sentir tan viva y cuando más lo necesito… aunque igual me doy algo de crédito, como dijo una voz alguna vez “tu pensamiento es algo así como ¿para qué sobrevivir estable y tranquila cuando puedes vivir inestable y más entretenida que la cresta?” algo de razón tiene… también me acordé de esa frase de este chicoco que decía que era peligroso todo aquel que no tenía nada que perder… hace un tiempo atrás me creía invencible y por eso me valía madre lo que dijera o pensara la gente sobre el tema aquel, pero hace unos días atrás que el panorama me cambió completamente, aquello que creí perdido resultó ser que no, por consiguiente ya no soy peligrosa y es por eso que me molesta lo que se diga o piense ahora, pero más pavor me da que esos dichos lleguen a eso que puedo perder por culpa de eso otro que a pesar de que fue hace tanto me sigue jodiendo y hoy más que nunca amenazando. Mira, siendo sincera, siento que nunca debió haber dejado de ser mi juego.