Cuando aparezca la persona que comprenda que a mi no hay que entenderme. Que me quiera por lo que muestro, no por lo que oculto. Que no me presione para satisfacer su propia curiosidad. Que no me hable golpeado y me mire sin necesidad de pronunciar palabra. Ese día comenzaré a creer que el elefante volador
turquesa con alas
rosadas que se hace llamar Petronilo aparecerá en mi ventana y me dirá “
¿por qué no?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario