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Quisiera ser un arlequín para pasar todo el día colgada a un trapecio. O ser un árbol centenario para tener muchas historias que contar, pero no por desearlo voy a serlo, eso dicen, ¿no? Al final siempre me contentaré con ser yo. Me veo cumpliendo 17 años con una mente que no va con mi cuerpo. Soy aun una niña que quiere jugar, reír, saltar. Hay gente que me encuentra madura. Para solucionar mis dramas lo soy, no me gusta mucho escapar de ellos si al final siempre te encuentran… en fin, en estos momentos amo el punto en el que está mi vida, en el que está mi personalidad, amo como soy, más que nunca (sin caer en el narcisismo, que no se mal entienda). Amé mis 16 años, pasé por experiencias totalmente novedosas y –noencuentrolapalabra-, sigo con mi gente fiel y conocí a otros que, diablos, ¡son unos soles! Tal vez por eso me quiera quedar estancada en ellos, pero sería una egoísta si no le diera oportunidad a los 17… es que me dan nostalgia, será mi último año en mi liceo, con mi hermoso curso, con mis amadas amigas (que hace rato dejaron de ser simples compañeras) no me veo sin ellas a las 7.30 AM, sin nuestras tonteras que la llevan… se viene el estrés de la PSU y pasar a un mundo totalmente nuevo, sola otra vez y a comenzar ciclos… ¡no quiero! ¡Tengo Futurofobia por la cresta! Pero sé que este año será lejos el mejor porque todas lo disfrutaremos a concho… al diablo, ¡que vengan esos 17 no más sin penas! esa ilustración pertenece a Irisz Agocs