Comprenden ~

18/10/08

Están buscándome, lo presiento. Escucho como sus voces claman mi nombre, como lo saborean, atrapan y despedazan con vehemencia. Y aquí en este preciso instante es cuando mi vida debiera pasar lentamente delante de mis ojos, como en esas cursilerías inventadas por Hollywood, pero claro a mi vida no le alcanza el presupuesto para realizar una fanfarria siquiera, es una lástima la verdad. A veces me pregunto ¿qué fue lo que busqué? ¿Cuál era mi sueño idílico? ¿Qué perseguí durante todo este tiempo? Nunca llego a respuestas claras, la objetividad jamás ha sido mi fuerte, sólo tengo certeza de que me llamo Esperanza, de que estoy entre estos setos escondiéndome de mi destino y que pierdo por completo mi nombre en estos instantes. Cada repasada al sector me hace temblar de ansias: el olor a jazmín, el crepúsculo que devora al sol, esta brisa que más avanzada la noche me calará los huesos, todo, todo esto me da un dolor de cabeza terrible, siento que he estado aquí antes, que he caminado por esas angostas calles ensuciándome entera, que a la entrada de esa botica un amable anciano ya me ha dado los buenos días. Y no recuerdo más. Y nunca recordé, sólo sentí. Escucho sus silbidos, deben venir con esos perros que tendrán sus dientes previamente afilados solo para descuartizar mi carne, debería darles las gracias por el gesto, pero creo que no habrá tiempo. ¿Cuándo ha habido en realidad? ¿Quién lo habrá inventado? Ojala se retuerza en su tumba. Tiempo. Tiempo. Tiempo, ¿cuántas veces me habrás hecho esperar de más? Y ¿cuantas veces no me habrás querido esperar? tan ególatra. Ahora que deseo que pases rápido haces agonizar cada minuto con el más melancólico “tic-tac”. Y ya no sigo sintiendo mas nada, ahora son imágenes violentas las que me acosan. Puedo percibir aun su respiración suavecita, sus ojazos pidiendo clemencia, sus deditos enredándose en mi pelo. Anciano idiota, ¿cuántas veces le repetí que me apestaba que me tocaran el pelo? Puedo sentir el arma entre mis piernas, entibiecida por la muerte, agitada por mi excitación. Tal vez no debí haberlo hecho, a simple vista no hay explicación lógica, pero que va, la lógica es otro invento absurdo y jamás me verán arrepentida de algo que ya esté hecho. Él tiene la culpa, él me tentó a posar mis temores y furias sobre sus hombros, él apretó el gatillo por mí, él me acosaba constantemente repasando vivencias que sólo quería olvidar. Nunca me aprendí bien su nombre, lamento no haber establecido esa relación de victimario-victima tan esencial en esos instantes, pero los papeles no estaban bien designados, dudo que él supiera como me llamaba yo. Creo que no sería mala idea moverme de lugar, ahora me ampara la noche. Una aliada fiel que me quede aun. Ya no me esconderé más, repasaré una y mil veces esta callecita llena de polvo, agradezco el nunca haber tenido alergias. Recuerdo…, creo que así llamaban al anciano este, a lo mejor tenía buenas intenciones y era servicial, pero me recalcaba mis errores aun después de haber aprendido de ellos, ciertas cosas duelen y él lo sabía. ¡Al diablo! Se lo merecía y punto. Ahora por su culpa me buscan. ¡Que no me deje de dar problemas!… aunque debo aceptar que yo desafié a mi destino de manera descarada, iba a saber yo que era tan vengativo. Caminan cada vez con paso más presuroso, siento que se acercan con violencia, que me pisan los talones y me hacen caer. Siento que viví lo que tenía que vivir, que lloré lo que no debía llorar, que reí incluso cuando no era necesario, que quise, quiero y querré saber siempre los porque que me entregó mi vida. Tal vez ya es muy tarde, como nunca. Y hablo como si el día se acabara aquí, ¡esto no acaba señores! Si sentí que la vida me mataba puedo perfectamente sentir que la muerte me revitaliza. Siento… que ya no siento nada. Con la esperanza matamos al recuerdo, y nos perseguían por eso. Hasta que la esperanza se perdió (o la mataron) y ya no supe que hacer. ----------------------------- Ese era el cuento que iba a mandar para las alianzas..., hasta que me avisaron que era máximo 100 palabras..., como me frustré tanto mandé uno que había enviado el año pasado a santiago en 100 palabras, con poca fe (claro, si stgo en 100 palabras no lo pescó en lo absoluto) y podrán imaginarse mi felicidad al saber que había ganado por 2do año..., a veces pienso que está arreglado, es que no me tengo mucha confianza como escribidora (porque escritoras hay muchas).-

No hay comentarios:

De repente se asoman ~